lunes, 29 de octubre de 2012

¡LA GANANCIA NO VALE LA PENA!


MANA DEL LUNES: 29 de octubre 2012 
¡LA GANANCIA NO VALE LA PENA!
Por Lane Kramer

Revisando los titulares de noticias de los últimos dos años, parece haber un patrón repetitivo con muchos líderes empresariales y figuras del deporte: tienen una fuerte caída de sus lugares privilegiados, su riqueza y honor hacia la vergüenza y el ridículo públicos.

Ya se trate de altos funcionarios bancarios que manipulan tasas de inversión, ó altos funcionarios  que recomiendan inversiones con las que claramente tienen un conflicto de interés, o la dirección ejecutiva de una prestigiosa universidad que encubre hasta los principales fracasos morales. Todos han perdido fortunas financieras, posiciones como líderes de la libertad, el respeto del público empresarial y personal debido a decisiones muy malas. Al tomar estas decisiones, probablemente creyeron que podrían "salirse con la suya" sin nadie se enterase.

Si pudiera entrevistar a cada uno de estos líderes, ahora que han experimentado una pérdida extrema, me gustaría preguntarle si la ganancia percibida o real y de sus acciones haya valido la pena el precio pagado, están pagando o pagarán en el futuro. En la mayoría de los casos, es probable que admitan que cometieron errores terribles y si bien tenían que haber hecho un  "poco más", muchos podrían optar por un curso de acción diferente.

Los líderes de negocios tienen una tendencia a creer que podemos hacer cualquier cosa que elijamos hacer, porque "es mi empresa". CEOs y altos ejecutivos que profesan seguir a Jesucristo debe saberlo mejor que otros. No es nuestra la empresa en la que laboramos. Es de Dios Él nos ha asignado como mayordomos durante un breve lapso. Un día Él nos pedirá cuentas de lo que hicimos con lo que Él nos dio.

Así que una pregunta que debemos responder hoy es la siguiente: ¿Cómo podemos prepararnos con anticipación para dar buena cuenta de nuestra mayordomía? Permítanme ofrecerles algunas sugerencias que creo pueden ayudarle a mantenernos en el camino correcto:

1. ¿Estaría usted dispuesto a abrir cada parte de su operación de negocios, incluyendo los registros contables, y que Jesucristo examine todos los documentos, procesos y procedimientos? ¿Podría darle una explicación clara y honorable de todos los detalles de su operación?

2. ¿Estaría dispuesto a dejar que su cónyuge y otras personas vean su calendario de los últimos 90 días para ver dónde ha ido, con quien se ha reunido, y luego examinar sus registros recientes de teléfonos para ver con quién ha hablado?

3. ¿Estaría dispuesto a dejar que su pastor y amigos en la iglesia vistazo a los sitios web que han estado visitando en su negocio y en sus computadoras personales?

4. ¿Tiene alguien en su vida a quien responder (dar cuentas), profesional y personalmente?

Si pudiera dar un sí sincero a las cuatro preguntas, usted está probablemente en buen estado con Dios y sus componentes críticos. Si no es así, es hora de arrepentirse de su mala conducta y hacer restitución a cualquiera que haya hecho mal antes de sufrir una caída tremenda. La mayoría de las veces la gente nos va a perdonar si creen que realmente somos sinceros y dispuestas a cambiar los falsos pensamientos y acciones equivocadas.

Un versículo del Antiguo Testamento en la Biblia: "Tu pecado te alcanzará" (Números 32:23). Los líderes de negocios y de deportes a los que me he referido al parecer no creían esto. Pero ¡cada caso se supo!

Antes de optar por tener "ganancias" de la forma manera equivocada, considere si vale la pena el dolor que en última instancia va a experimentar.  

Lane Kramer es un empresario en Dallas, Texas, que fundó el Instituto CEO, una organización cuyos socios están para ayudar a los CEOs a construir empresas de clase mundial en consonancia con los principios y valores bíblicos. Su página web es www.ceoinst.com.

Maná del Lunes ® es una reflexión semanal de CBMC/CPEC
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viernes, 26 de octubre de 2012

10 CLAVES PARA CONSEGUIR QUE LA RELACIÓN DE PAREJA FUNCIONE

Fuente: http://mujer.terra.es/muj/articulo/html/mu210372.htm

No existe ninguna fórmula ni teoría universal respecto a las uniones duraderas. Pero sí existen ciertas claves que toda pareja que quiera perdurar debería respetar. ¿Las cumplís vosotros?


Casi todos los libros sobre parejas que funcionan, escritos por psicólogos y consejeros matrimoniales, acaban citando una serie de ingredientes indispensables en ellas. Te resumimos esos factores en diez claves que toda pareja debería cumplir si quiere sobrevivir al paso de los años y a la rutina. Saber si tú y tu actual pareja cumplís la mayoría o falláis en muchos de estos pilares, te permitirá hacer una previsión de futuro sobre tu relación y ponerle remedio si aún estás a tiempo. 

1. Comunicación: el ingrediente estrella
Aunque lo hayas oído mil veces, no deja de ser cierto. Es imposible que una pareja funcione o ambos miembros se sientan felices con la relación si no existe una buena comunicación entre ellos.
Pero comunicarse no se refiere a hablar mucho, sino a poder expresarle a nuestra pareja nuestros sentimientos, inquietudes, proyectos..., y obtener un “feedback” por su parte. Si existe una buena comunicación es fácil resolver los problemas que van surgiendo.


2. Escuchar: la otra cara de la moneda
Es tan importante como ser capaces de hablar y comunicarnos. Si tú hablas sin parar pero cuando él quiere contarte algo suyo (¡aunque sea sobre fútbol!) enseguida cambias de tema, estás fallando en un punto muy importante. Y no se trata de mantenerse callado y oír lo que el otro dice, sino de escucharle y tratar de entenderle. 
Tu pareja debe saber que puede contarte cualquier cosa porque tú le vas a prestar toda tu atención. Saber escucharos os ayudará a comunicaros mejor, a crear lazos especiales de complicidad entre vosotros y a saber qué quiere, qué necesita o qué preocupa al otro.

3. Ser comprensivos: ponerse en su lugar
Antes de juzgar una situación, por muy grave o absurda que te parezca, intenta ponerte en su lugar, tratar de averiguar qué siente, cómo piensa, por que se ha comportado así. Nadie tiene nunca la razón absoluta y siempre hay muchas versiones para la misma historia. 
Tu pareja no puede ni debe comportarse igual que tú; enfadarte por todo lo que hace sin tratar de entenderle o intentar cambiarle es un error. Aunque debéis tener cierta afinidad, no tenéis por qué pensar igual. Entender esto os ayudará a ser mucho más comprensivos el uno con el otro, más tolerantes y justos.


4. Tolerancia: libertad bien entendida
Debes ser tolerante con tu pareja siempre que su comportamiento o actitud sea honesta o no te haga daño física o emocionalmente. Este es uno de los puntos más difíciles de llevar a cabo, ya que normalmente, aunque la queramos para nosotros, nos cuesta mucho darle libertad a nuestra pareja. Cada miembro de la pareja tiene derecho a sus momentos de independencia e intimidad, a desarrollar sus proyectos, aficiones o ilusiones sin sentirse coartado por el otro. 
Aunque te parezca lo contrario, controlar a tu pareja, querer estar siempre con ella o prohibirle hacer ciertas cosas simplemente por inseguridad, es lo que más puede alejarte de ella. Una pareja no supone un contrato de esclavitud sino de colaboración. La postura más generosa y beneficiosa para la relación es apoyar a la pareja de un modo constructivo en su desarrollo individual. 

5. Desarrollo personal, no fusional
Es muy importante entender que aunque seáis pareja seguís siendo personas independientes, con una personalidad y una vida propias. Debéis madurar y desarrollaros de forma individual para que exista un equilibrio en la pareja; ninguno debe vivir a la sombra del otro o ser totalmente dependiente de él. Por supuesto, este desarrollo debe ser paralelo a vuestro desarrollo y madurez como pareja. 
Para conseguirlo es fundamental que tengáis unos objetivos comunes en la vida: casa, trabajo, hijos, viajes, vida en pareja, etc. Además, es importante que sintáis que existe entre vosotros un tipo de unión que va más allá de lo material, una conexión espiritual, una forma común de sentir la vida y la relación. Al principio el enamoramiento y la pasión proporcionan esta unión especial; después hace falta algo más. 
Esto os permitirá que no haya un desequilibrio entre vuestros intereses individuales y en común.

6. Tener vida social
Aunque al principio sólo os apetezca estar juntos y solos, es fundamental que tengáis vida social. Pero no solo de forma individual sino como pareja. Esto significa que tengáis amistades comunes con las que podáis hacer planes. Esto también puede hacerse extensivo a la familia. 
Salir y divertiros juntos os hará sentir bien y le dará una pizca de emoción a vuestra vida de pareja. La vida social también se refiere, por supuesto, a la que además tengáis cada uno por vuestra cuenta. 
Es importante que ambos podáis seguir disfrutando de vuestros propios amigos solos, por supuesto, de una forma honesta y sana. Para ello es fundamental tener confianza en la pareja, el siguiente punto de la lista.


7. Confianza: evita el desamor
Una relación sin confianza mutua no va a ninguna parte. No una confianza ciega sino racional. Si no tenemos motivos reales o probados para desconfiar, agobiar a nuestra pareja con nuestros miedos o inseguridades la apartará de nosotros. La falta de confianza enrarece las relaciones y hace difícil la convivencia. 
El que es objeto de sospecha o acoso suele acabar desenamorándose porque la actitud de su pareja le impide disfrutar de las cosas más simples; para no crear situaciones incómodas acaba renunciando a muchas cosas. Pero la persona que desconfía también sufre mucho y puede pasar fácilmente del amor a la obsesión. La solución a este problema pasa por la comunicación.

8. Afecto: después de la pasión
Es imprescindible para que una relación sobreviva. Las carencias afectivas suelen terminar con muchas parejas. El afecto es la demostración del amor, fundamental una vez que el enamoramiento y la pasión empiezan a decaer. 
Es muy importante tener siempre una actitud cariñosa hacia nuestra pareja y hacerle demostraciones de cariño pese a que llevéis mucho tiempo juntos. No sentirse queridas es una de las principales quejas de las mujeres. 
El cariño es algo que debe cuidarse cada día, ya que es lo que más fácilmente se pierde con el tiempo y la rutina. Conoces tanto a tu pareja que no crees que necesite tu mimos y caricias. Si no recibimos cariño debemos hacérselo saber a nuestra pareja para ver si se trata de una cuestión de descuido o existe una causa más profunda. 

9. Sexo: la sal de la relación
Que el sexo funcione es un gran punto a favor para que una relación dure, pero tampoco debe serlo todo. Si sólo quedáis para practicar sexo es difícil que vuestra relación llegue a algo más. 
Es importante que ambos disfrutéis con las relaciones sexuales y toméis la iniciativa a la hora de mantener relaciones. El sexo, como el cariño, también hay que cuidarlo, no volverse cómodos con el paso del tiempo. 
El cansancio, el estrés, los niños y las preocupaciones hacen estragos en la vida sexual de muchas parejas. Cuando el deseo está inhibido hay que buscarlo y propiciarlo, mantener una vida sexual activa es un trabajo y una cuestión de los dos.

10. Amor: saber dar y recibir
A amar también se aprende. De hecho, es un acto maduro y puede ser muy consciente. En casi todas las parejas suele haber uno que desempeña el rol de amante y otro el de amado. Es muy cómodo dejarse querer, pero no siempre es la postura que más felices nos hace dentro de una relación. 
Tan importante es que nuestra pareja nos diga que nos quiere, como poder decirlo nosotros. Hay personas que tiene una enorme capacidad para amar y entregarse y otras a las que les cuesta tanto que llegan a fracasar en sus relaciones aún queriendo a la otra persona.

jueves, 25 de octubre de 2012

Matrimonio y Trabajo


El estado civil de un empleado no incide en la productividad de su trabajo, pero sí su problemática familiar. Si un empleado está teniendo problemas en su casa -por ejemplo, se está divorciando-, es obvio que repercutirá en su capacidad de ejercer el trabajo con el mismo nivel de energía, concentración y habilidad que un empleado que tiene una vida familiar feliz.

En 1966 las universidades de Harvard, Denver y Carolina del Norte (EE.UU.) realizaron un estudio en conjunto llamado: “Asociación entre problemas maritales y pérdida de productividad en el trabajo, una muestra a nivel nacional”. El estudio buscaba calcular en qué grado los problemas dentro del matrimonio y la familia afectaban la productividad de las personas en el trabajo, particularmente en parejas en sus 10 primeros años de matrimonio. Se demostró que las personas con problemas maritales tenían como mínimo un 24,6 % menos de productividad que personas con una buena relación de pareja (el ochenta por ciento de los matrimonios tienen problemas).

Un estudio realizado en México (por Ian Rieder Fundador de Ímpetus) arrojó que anualmente se perdían 23 millones de horas de trabajo por problemas familiares, lo que representaba para las empresas pérdidas millonarias.

Pero esto tiene una posible solución. Un estudio realizado por el Journal of Marriage and the Family en agosto del 2006 sostuvo que: La asesoría familiar en la prevención de problemas maritales-familiares pueden resultar en un beneficio sicológico y económico importante para las empresas y la sociedad. 

Los efectos más importantes de la mala relación de pareja son: cansancio, bajo rendimiento, mal humor, baja calidad del trabajo, aislamiento, mala relación con los compañeros, impuntualidad, ausentismo, falta de compromiso, problemas de comunicación, trabajar más de la cuenta, accidentes de trabajo, consumo de alcohol o drogas y renuncias inesperadas.
Según el análisis, los trabajadores (especialmente los de sexo femenino) por lo regular externalizan los problemas familiares con sus compañeros más cercanos; por lo que sus actitudes y sentimientos negativos afectan su ambiente laboral.

Por esta razón es que los especialistas plantean la necesidad de que así como es importante capacitar al personal en el desarrollo de habilidades y competencias (cómo hacer mejor el trabajo, cómo tener mejores resultados), también es importante desarrollar competencias para la vida, como por ejemplo cómo resolver los problemas de pareja, porque están ahí y van a seguir estando siempre.

Las empresas deben reconocer que los problemas familiares afectan al ámbito laboral, generando una reacción en cadena y por lo tanto deben tomar medidas al respecto para evitar pérdidas significativas.

La Tiranía de lo Urgente


Alguna vez usted ha deseado un día de 30 horas? Seguramente, ese tiempo extra liberaría algo de la tremenda presión en la que vivimos. Nuestras vidas dejan una senda de tareas incompletas. Cartas sin contestar, amigos que no visitamos y libros sin leer; cosas que se hacen presentes en los momentos menos indicados. Desesperadamente necesitamos ayuda, alivio.

Pero un día de 30 horas, ¿puede solucionar realmente el problema? ¿No nos sentiríamos pronto frustrados como sucede ahora con un día de 24 horas? El trabajo de una madre nunca termina, como tampoco el de un estudiante, maestro o ministro. El paso del tiempo no nos ayuda a darle alcance. Los chicos crecen en número y edad y requieren más tiempo. Mayores experiencias en una profesión o en la iglesia nos traen mayores responsabilidades. Es así como nos encontramos trabajando más y gozando de esto cada vez menos.

¿CONFUSION DE PRIORIDADES?
Cuando nos paramos para evaluar, nos damos cuenta de que nuestro dilema es más profundo que un simple problema de tiempo. Básicamente, es un problema de prioridades. Un trabajo arduo no nos resulta pesado. Todos sabemos lo que es vivir aceleradamente por horas, totalmente involucrados en una tarea importante. El cansancio resultante es acompañado por un sentimiento de logro y gozo. No, el trabajo arduo no produce ansiedad, pero la duda y el temor sí lo hacen. Cuando revemos un mes o un año, nos invade la opresión de las tareas no cumplidas. Nos sentimos inquietos porque tal vez no hicimos lo importante. Las demandas de los otros nos llevaron a la frustración. Confesamos entonces: "Hemos dejado de hacer las cosas que debíamos hacer y hemos hecho aquellas en las que no debíamos embarcarnos".

Algunos años atrás un gerente del cual yo dependía me decía: "Su mayor peligro es dejar que las cosas urgentes ocupen el lugar de lo importante". Este consejo a menudo vuelve a mi mente y me reprende por dejar sin resolver el crítico problema, causado por no establecer prioridades.

Vivimos en una constante tensión entre lo urgente y lo importante. El problema es que la tarea importante rara vez ha sido hecha hoy, o aún en esta semana. Horas extras de oración y estudio bíblico, una visita a ese amigo inconverso, el estudio minucioso de un importante libro, todos estos proyectos pueden esperar. Pero lo urgente llama a una acción rápida. Interminables presiones demandan tiempo a cada hora y cada día.
El hogar de un hombre no es más su castillo, no es más su refugio de lo urgente, porque el teléfono ha violado las paredes con imperiosas demandas. La momentánea atracción de estas tareas parece irresistible e importante, y ellas devoran nuestras energías. Pero a la luz de la perspectiva del tiempo, su importancia se apaga; con un sentido de pérdida recordamos lo importante que hemos dejado de lado. Nos damos cuenta de que somos esclavos de la tiranía de lo urgente.

"¿PUEDE USTED ESPERAR?"
¿Hay algún escape de este modelo de vida? La respuesta está en la vida de nuestro Señor. En la noche anterior a su muerte Jesús hizo un asombroso clamor. En la gran oración de Juan 17, El dijo: "He terminado la obra que me diste que hiciera" (v. 4).

¿Cómo pudo Jesús usar la frase he terminado? Sus tres años de ministerio parecen muy cortos. La prostituta en el banquete de Simón encontró perdón y una nueva vida pero muchas otras aún caminaban por las calles sin perdón y sin una nueva vida. Por cada 10 músculos secos que El volvió a la normalidad, cientos permanecían impotentes. Aun así en la última noche, con tantas tareas sin realizar y tantas necesidades urgentes, el Señor tuvo paz; El sabía que había concluido la obra de Dios.

Los evangelios manifiestan que Jesús trabajaba duro. Después de describir un día arduo, Marcos escribe: "Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; porque le conocían." (Mr. 1:32-34). En otra ocasión la demanda de enfermos y mutilados lo llevó a perder la cena y trabajar hasta muy tarde, a tal punto que llevó a sus discípulos a decir: "está fuera de sí" (Mr. 3:21). Marcos 4:37-38 es un cuadro de extenuación.

Aún así su vida nunca fue febril. El tenía tiempo para la gente. Podía pasar horas hablando con una persona, como con la mujer samaritana. Su vida muestra un maravilloso balance, un sentido del tiempo. Cuando sus hermanos querían que fuera a Judea, El replicó: "Mi tiempo aún no ha llegado" (Jn. 7:6). Jesús no arruinó sus dones por el apresuramiento. En La disciplina y cultura de una vida espiritual. Whiteham observa: "Aquí en este Hombre hay un propósito adecuado, descanso interior, que da un aire de ocio a su vida llena de multitudes; por encima de todo hay en este Hombre un secreto y un poder de tratar con los desperdicios de la vida, del dolor, del desacuerdo, enemistad, muerte, tornando en usos divinos aquellos abusos del hombre; transformando en fértiles esos lugares que estaban secos por el dolor; triunfando hasta en la muerte, y haciendo de una corta vida de 30 años, abruptamente cortada, una vida consumada (y no consumida, que es distinto). No podemos admirar el equilibrio y la belleza de esta vida, ignorando las cosas que así la hicieron".

BUSQUE INSTRUCCIONES
¿Cuál fue el secreto de la obra de Cristo? Encontramos la clave siguiendo el relato de Marcos sobre los días atareados de Cristo. Marcos observa que "de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba" (Mr. 1:35). Aquí está el secreto de su Vida y Obra para Dios: El, en oración esperaba las instrucciones de su Padre y también las fuerzas para cumplirlas. Jesús no había dibujado divinamente su final; El discernía la voluntad del Padre día a día mediante su vida de oración. Esto significaba que se guardaba de lo urgente y cumplía lo importante.

La muerte de Lázaro ilustra este principio. ¿Qué podría ser más importante que el llamado de María y Marta? "Señor, he aquí el que amas está enfermo" (Jn. 11:3). Juan registra la respuesta del Señor; paradójicas palabras: "Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues , que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba" (v. 5-6). ¿Cuál era la necesidad urgente? Obviamente prevenir la muerte de su amado hermano. Pero lo importante para Dios desde su punto de vista, era resucitar a Lázaro. Para ello, Lázaro debía morir. Luego Jesús lo resucita como señal de su magnífica declaración: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá" (v.25). Nos pasma el por qué el ministerio del Señor fue tan corto. ¿Por qué no podía durar otros cinco o diez años? ¿Por qué tantos miserables sufrientes fueron dejados en su miseria? Las Escrituras no dan respuestas a estas preguntas, y nosotros las dejamos en los misteriosos propósitos de Dios. Pero sí sabemos que Jesús esperaba en oración las instrucciones de Dios que lo libraban de la tiranía de lo urgente. Ellas le daban un sentido de dirección, una firme paz y lo capacitaban para hacer cada tarea que Dios le asignaba. Y en la última noche El pudo decir: "He terminado la obra que me diste que hiciera".

¡LA DEPENDENCIA, LIBERA!
La libertad de la tiranía de lo urgente es lo que encontramos en el ejemplo y promesa de nuestro Señor. Al terminar un vigoroso debate con los fariseos en Jerusalén, Jesús dijo a aquellos que creían en El: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libresDe cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Jn. 8:31,32,34,36).

Muchos de nosotros hemos experimentado la liberación de Cristo de la condena del pecado. ¿Le estamos permitiendo hacernos libres de la tiranía de lo urgente? El señala el camino: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra". Este es el camino de la libertad. A través de la meditación y oración en la Palabra de Dios nosotros ganamos su perspectiva.

P. T. Forsyth dijo: "El peor pecado es la falta de oración". Nosotros pensaríamos que es el adulterio, el crimen o el robo; pero la raíz de todo pecado es la autosuficiencia-independencia de Dios. Cuando dejamos de esperar en oración la guía y las fuerzas de Dios, estamos diciendo, con nuestras acciones, que no lo necesitamos. ¿Cuánto de nuestro servicio está caracterizado por "ir solos"?

Lo opuesto a tal independencia es la oración en la cual nosotros reconocemos nuestra necesidad de las instrucciones y el abastecimiento de Dios. Referente a la dependencia de Dios, Donald Naillie dice: "Jesús vivió su vida en completa dependencia de Dios, así como nosotros debemos vivir nuestras vidas. Pero tal dependencia no destruye la personalidad humana. El hombre nunca es tan verdadero y completo como cuando está viviendo en completa dependencia de Dios. Así es como la personalidad entra en su propia posesión. Esta es la humanidad más personal".

El esperar en oración es indispensable para un servicio efectivo. Así como el intermedio en un partido de fútbol hace que nuestro aliento vuelva y podamos marcar una nueva estrategia. Mientras esperamos las directivas de Dios, El nos libera de la tiranía de lo urgente. El nos muestra la verdad sobre El, sobre nosotros y sobre nuestras tareas. El imprime en nuestras mentes las tareas que El quiere que tomemos. La necesidad en sí no es el llamado; el llamado debe venir de Dios, quien sabe nuestras limitaciones. "Se compadece Jehová de los que le temen. Porque El conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo" (Sal. 103: 13b-14). No es Dios quien nos colma hasta que nos doblamos o nos estalla una úlcera, un ataque de nervios o un ataque al corazón. Estos vienen de nuestras compulsiones internas, acompañadas por la presión de las circunstancias.

EVALUANDO
El moderno hombre de negocios reconoce muy bien el principio de tomar tiempo para evaluar. Cuando Greenwalt era presidente de Dupont, dijo: "Un minuto pasado en planificar ahorra tres o cuatro horas de ejecución". Muchos vendedores han revolucionado sus negocios y multiplicado sus ganancias por dejar la tarea del viernes para planificar las principales actividades de la siguiente semana. Si un ejecutivo está demasiado ocupado para parar y planificar, al tiempo se encontrará reemplazado por otro hombre que sí toma tiempo para hacerlo. Si el cristiano está demasiado ocupado como para parar, hacer un inventario espiritual y recibir las designaciones de Dios, se convertirá en esclavo de la tiranía de lo urgente. Podrá trabajar día y noche para terminar todo lo que parece significativo para él y otros, pero no terminará la obra que Dios tiene para que el haga.

El tiempo silencioso en meditación y oración al comenzar el día re-enfoca nuestra comunión con Dios. Nos vuelve a comprometer a su Voluntad mientras pensamos en las horas que seguirán. En estos momentos quietos, coloque en una lista, y en orden de prioridades las tareas que deben ser hechas, tomando en cuenta los compromisos ya contraídos. Un general muy competente siempre redactará su plan de batalla antes de trabar combate con el enemigo; él no pospondrá decisiones básicas hasta que el fuego comience, aunque esté dispuesto a cambiar sus planes si una emergencia lo demanda. Entonces, trate de implementar los planes que usted ha hecho, antes que la batalla contra el reloj comience. Guarde una cuota de flexibilidad para cualquier emergencia real.

También debe tratar de resistir a la tentación de aceptar un compromiso cuando la invitación viene por teléfono. No importa lo claro que el calendario pueda parecer en ese momento, pida un día o dos para orar y tener la guía del Señor antes de comprometerse. Llamativamente, el compromiso, a menudo, parece menos importante después que la voz suplicante se silencia. Si usted puede resistir la urgencia del primer momento, podrá estar en mejor posición para pesar el costo y discernir si es la obra que Dios quiere para usted.
Agregue a su tiempo devocional diario una hora por semana para inventario espiritual. Escriba una evaluación del pasado, anote todo lo que Dios le puede estar enseñando y planifique objetivos para el futuro. También trate de reservar un día por mes para un inventario similar de mayor alcance. Paradójicamente cuánto más ocupado usted esté, más necesitado estará de este inventario, aunque menos deseará hacerlo. Caso contrario, usted se volverá como el fanático, quien, cuando inseguro de su dirección, acelera la marcha, y un frenético servicio a Dios puede ser un escape de Dios. Pero cuando usted, en oración, hace un inventario y planifica sus días, esto le provee de una fresca perspectiva sobre su trabajo.

CONTINUE EL ESFUERZO
A través de los años el gran esfuerzo continuo en la Vida Cristiana es la lucha por tener un adecuado tiempo diario para estar con Dios, realizar un inventario semana, y una planificación mensual. Desde ahora, por haber recibido órdenes que nos impulsan a la acción, Satanás tratará por todos los medios de desbaratarlos. Sin embargo, sabemos por experiencia que sólo por estos principios podemos escapar a la tiranía de lo urgente. Así es como Jesús triunfó. El no terminó todas las tareas urgentes en Palestina o todas las cosas que le hubiera gustado hacer, pero El sí terminó la tarea que Dios le dio para que hiciera. La única alternativa contra la frustración es la seguridad de estar haciendo lo que Dios quiere. Nada sustituye el conocer si en este día, a esta hora, y en este lugar, estamos haciendo la voluntad del Padre. Entonces y sólo entonces podremos pensar de todas las otras tareas incompletas con ecuanimidad y dejarlas con Dios.

Hace un tiempo las balas mataron a un hombre, el Dr. Paul Carlson. En la providencia de Dios la misión de su vida estaba terminada. La mayoría de nosotros podremos, a lo mejor, vivir más tiempo y morir más calmadamente, pero cuando el fin venga, ¿qué nos podrá dar mayor gozo que el estar seguros de haber terminado la obra que Dios nos dio? La gracia de nuestro Señor Jesucristo puede hacerlo posible. El ha prometido libertad del pecado y el poder para servir a Dios en la obra que El ha elegido. El camino es claro. Si permanecemos en la palabra de nuestro Señor, somos verdaderamente sus discípulos. Y El nos liberará de la tiranía de lo urgente, nos libera para hacer lo importante, que es la Voluntad de Dios.

Original publicado por Intervarsity Press,Tyrany of the Urgent, por Charles E. Hummel.© 1967 - Intervarsity Press of U.S.A.Traducción © 1984 Intervarsity Press.Traducido e impreso con permiso de IntervarsityPress, Downers Grove, IL 60515, U.S.A.Apuntes PastoralesOctubre Noviembre / 1984Vol. II, número 3