martes, 20 de noviembre de 2012

LA ESPIRITUALIDAD EN EL LUGAR DE TRABAJO


Me resulta gratificante descubrir cómo se diluyen los muros que separaban dos aspectos de la vida humana que hasta hace poco tiempo se consideraban incompatibles. Hace años que vengo abogando por integrar al ámbito laboral la dimensión trascendente de las personas. Trascendencia existencial y efectividad operativa pueden ser consideradas como dos componentes de un sistema sinérgico, y una de las posibilidades que brinda el liderazgo es crear las condiciones de contexto en las cuales ambas partes sean atendidas adecuadamente.

Alguna vez escuché que el dinero es para las empresas como el aire para la vida: si no lo tienes, estás en serios problemas, pero quienes piensan que vivir es sólo respirar, se están perdiendo algo importante. Llevando el asunto al extremo, me animo a afirmar que quien cree que para ir a trabajar debe dejar el alma colgada en la percha del placard, está comprándose un boleto hacia una existencia sin vida y un trabajo sin corazón.
Para aportar al tema, en Leadership: Theory, application, skill development, de Robert Lussier y Chrstopher Achua, encontré un apéndice dedicado a la espiritualidad en el lugar de trabajo escrito por la Dra. Judith Neal, profesora de administración en New Haven University y editora de la red Spirit at Work. Aquí van algunos puntos plantados en este paper.
  • Una vez al año, Tom Aageson, director de Air to Artisans, se retira a meditar sobre el propósito de su existencia, y evalúa la compatibilidad entre ésta y sus valores.
  • Angel Marínes, ex director general de Rockport Shoes, invitaba a sus altos ejecutivos a retiros en los que analizaban, por ejemplo, la congruencia entre el grado de espiritualidad y el desempeño laboral de cada persona.
  • El director general de Integrated Project Systems (IPS), Bill Kern, elaboró un documento llamado “La postura de la corporación”, donde habla con claridad sobre “la integridad del espíritu”.
  • En las oficinas centrales del consorcio editorial Rodale Press, que publica revistas como Prevention, Men’s Health y Runner’s Word, hay una habitación tipo “kiva”, como la utilizada para ceremonias o reuniones de consejo por los indios Hopi, Zuñi y Taos, en Nuevo México y Arizona. Los empleados pueden ir allí a meditar, orar o simplemente pasar un rato cuando lo creen necesario.
Historias como éstas son cada vez más habituales en toda clase de ámbitos laborales. También hay cada vez más conferencias académicas con títulos que incluyen palabras tales como “espiritualidad” o “alma”, y en los ámbitos académicos de enseñanza de management se empieza a reconocer esta dimensión del ser humano. Tanto académicos como profesionales exploran la función que podría tener la espiritualidad para dar sentido, propósito, y lograr un mejor desempeño en la vida organizacional.

La espiritualidad en el lugar de trabajo se relaciona con individuos que perciben su actividad laboral como un camino espiritual, como una oportunidad para crecer en lo personal y contribuir a la sociedad de manera significativa. Tiene que ver con aprender a ser más bondadosos y compasivos con los colegas, empleados, jefes, reportes y clientes. Es una cuestión de integridad, de ser sinceros con nosotros mismos y francos con los demás. La espiritualidad en el trabajo alude a los esfuerzos de un individuo por vivir sus valores de manera más completa haciendo lo que hace dentro del trabajo, y se refiere a las formas en las que las organizaciones se estructuran para respaldar el desarrollo espiritual de sus empleados.

Lo relativo al espíritu y la espiritualidad en el lugar de trabajo es un asunto individual y personal, y hay tantos puntos de vista como personas que hablan o escriben sobre ellos.
A muchos les resulta complicado definir espiritualidad, tal vez porque esta definición yace en lo íntimo y subjetivo de la experiencia espiritual. Por eso algunos recurren a la poesía, como lo hizo Lee Bolman en su discurso sobre espiritualidad en el lugar de trabajo, pronunciado en la Eastern Academy of Management, citando un poema de Rumi:
Todo el día lo medité y en la noche me dije
¿De dónde vengo y qué se supone que hago?
No tengo idea
Mi alma está en otra parte, de ello estoy seguro
Y decidí terminar allí.
Por Andrés Ubierna, en http://www.sht.com.ar/archivo/opinion/espiritualidad.htm

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